En los últimos años, las posibilidades de comunicación e interacción propulsadas a partir de los adelantos tecnológicos y los avances acontecidos en el marco de Internet con herramientas de la Web 2.0 presentan nuevas realidades que interpelan a la ciencia a la reformulación de marcos teóricos y modalidades de trabajo, en un esmero por la adaptación y actualización constantes. Estas herramientas constituyen verdaderas plataformas que propician el crear y mantener contactos, publicar y compartir recursos de diferentes tipos, crear comunidades o grupos de interés, agregar contenidos multimedia y mostrar nuestra identidad en la medida en que se desee. Dentro de este fenómeno sobresale la vertiente de una proyección académica dentro de la estructura; la plataforma y la dinámica de las redes surge de la necesidad de investigadores y científicos de comunicarse, publicar y conectarse con sus pares, al mismo tiempo que se estimula la difusión y discusión de los resultados de investigaciones y proyectos, entre otros.

Estas nuevas posibilidades infinitas de intercambio e interacción entre las personas han presentado una modalidad de inteligencia resultante de la intervención de múltiples agentes; a partir de ello, se proponen nuevas formas de inteligencia, donde el foco de estudio deja de ser el sujeto aislado para pasar a ser el grupo de sujetos, el colectivo o las multitudes. Esto ha dado lugar al concepto de inteligencia colectiva, entendida como el producto final que resulta de las intervenciones de un conjunto de microagentes que actuarían a un nivel subyacente. Dicha definición implica el proceso mediante el cual se logra obtener un resultado con valor agregado a partir de la sumatoria de intervenciones de cada agente o actor. La generación de esta inteligencia colectiva genera múltiples beneficios, que en general, como ejemplo pueden mencionarse: establecer redes de contactos, crear grupos de interés y diseminación de la información.

Es por ello que indudablemente los profesionales de la divulgación científica deben buscar generar este tipo de red especializada. Su adecuado conocimiento puede permitir que se preste mejores servicios a los usuarios. Las organizaciones de información que se integren activamente a las redes académicas, tanto nacional como internacionalmente, los servicios de información que se planifiquen diseñen e implementen, orientados a la investigación, dispondrán de amplias posibilidades de elevar la eficiencia y eficacia en su trabajo para convertir la información en conocimiento nuevo y de gran utilidad.