Esta contribución pretende explorar las maneras en las que los editores académicos –muchas veces comisionados y sin experiencia editorial formal– adquieren los conocimientos necesarios para la administración de una revista científica en un contexto de poca profesionalización editorial.

Para ello se analizan tres revistas indexadas, editadas por la Universidad Autónoma de Yucatán (Revista Biomédica –1999–; Abstraction&Aplication –2009–; Antrópica –2015–), a través de un cuestionario estructurado. Tres son los objetivos de este acercamiento: identificar las prácticas de adquisición de conocimientos editoriales entre el equipo editorial; explorar las estrategias que les han permitido ser una revista indexada sin contar con una formación editorial formal; reconocer coincidencias entre la conformación y el ejercicio de dichas revistas, surgidas desde tres áreas disciplinares distintas (Ciencias médicas, Ciencias exactas y Ciencias sociales, respectivamente).

Tras analizar la situación de dichas revistas científicas yucatecas, identificamos que el conocimiento es adquirido de manera experiencial, en forma de saberes editoriales cotidianos –siguiendo la noción de saberes propuesta por Agnes Heller (1977)–. Enfatizamos también las maneras en las que los editores académicos buscan alternativas profesionalizantes como talleres, cursos o congresos. Finalmente, tras contrastar con una situación generalizada de poca profesionalización editorial en México –señalada ya por varios autores y ponentes en ediciones anteriores del Congreso–, ofrecemos una serie de propuestas para la consolidación de la práctica editorial dentro de las revistas científicas, basada en las experiencias de las tres revistas estudiadas.

Consideramos que la situación de las revistas científicas editadas por la Universidad Autónoma de Yucatán arroja luz acerca de una problemática nacional y latinoamericana, pues en ella se reconocen una serie de cuestionamientos comunes al editor latinoamericano de revistas científicas.

Esta ponencia no pretende romantizar una situación que impera en gran parte de las instituciones mexicanas –la precariedad de recursos para el ejercicio editorial, los bajos índices de profesionalización–, sino reconocer una serie de prácticas cotidianas encaminadas a la construcción de saberes editoriales, y reflexionar acerca de la manera en la que la mayor parte de los editores de revistas académicas mexicanas han adquirido este conocimiento.

Reconocemos que las discusiones en torno a las revistas científicas mexicanas han sobrepasado la etapa de denuncia, y ahora se articulan propuestas creativas. Creemos que continuar con la reflexión acerca de las problemáticas de las revistas, permitirá reconocer una situación común a las revistas mexicanas y latinoamericanas, y desarrollar así estrategias colectivas  acordes con nuestras regiones.